LOS GREMIOS, EN PIE DE GUERRA CONTRA LOS ACUERDOS POR PRODUCTIVIDAD

El Gobierno analiza implementar la fórmula que usaba el ex superministro de Menem Domingo Cavallo. Hay reclamos por un bono extraordinario de fin de año.

Hugo Moyano estuvo en el Congreso para la jura de Macri

Tres referencias específicas al trabajo hizo Mauricio Macri durante su discurso inaugural como Presidente. La primera fue cuando señaló como objetivo central de su gestión "multiplicar las fuentes de empleo", a partir de una inversión "inteligente y expansiva", para cumplir con la promesa de llevar a cero la pobreza en la Argentina. Habló luego de generar más producción en "un tiempo de mayor justicia social". Cerró diciendo que aspiraba a caracterizarse, entre otros modelos idílicos, como "el Presidente del trabajo".

La declaración de buenos principios de Macri no recibió objeciones aunque tampoco elogios por parte de la dirigencia gremial, que desde un estado de máxima alerta y expectación prefiere aguardar las primeras medidas concretas del nuevo gobierno antes de definir posiciones. En un día de mucho ajetreo y ceremonial, Jorge Triaca, el ministro de Trabajo del macrismo, debió aprovechar los pocos huecos que tuvo ayer en su agenda para limar los detalles de un par de iniciativas, de próxima oficialización, que tienen en vilo al mundo de la producción y el trabajo.

Una de ellas francamente entusiasma a los líderes sindicales. También a los hombres de negocios. Es la que contempla la convocatoria a empresarios y a gremios para inaugurar un ámbito de negociación tripartita que ponga blanco sobre negro en materia de política de empleo y de acuerdos salariales. El ADN del sindicalismo peronista revela una disposición siempre favorable a la celebración de entendimientos sociales y económicos que devengan de un pacto o como se lo quiera llamar. Los sindicalistas la imaginan hoy como la plataforma que podría darles el protagonismo que jamás tuvieron con Cristina.

La otra medida que baraja el macrismo se presenta, en cambio, como una enorme nube negra para los puestos de observación gremiales. La idea de circunscribir los aumentos salariales a la productividad y no a la inflación, como deslizó Triaca sin dar detalles, eriza la piel de los sindicalistas, que desaprueban de plano la metodología que hizo época durante los años de Domingo Cavallo, como superministro de Economía del menemismo.

Si este mecanismo llegara a cobrar alas otra vez, podría esperarse la peor respuesta del sindicalismo, que sólo concibe actualizar salarios de acuerdo a la suba de los precios. En esta semana que pasó, el flamante Presidente conoció el amargo sabor de la desaprobación sindical generalizada. Por eso, dos días antes de prestar juramento, Macri volvió sobre sus pasos y finalmente aprobó la exención de Ganancias para el medio aguinaldo de los sueldos de hasta 30 mil pesos en bruto, una posibilidad que Triaca se había apurado en descartar.

"El Negro (por Moyano) llamó a Macri y le dijo que así empezábamos mal... Había un compromiso de por medio. Fue gracias a esa presión que el Presidente dio marcha atrás", dijeron a Infobae colaboradores del dirigente camionero, quien ayer siguió la jura de Macri ante la Asamblea Legislativa desde un palco en Diputados. "Primero hay que verlo caminar...", fue la lacónica respuesta que dio el jefe de la CGT anti-K a un legislador que le preguntó su parecer sobre los primeros pasos de Macri como Presidente.

En el Congreso, Moyano intercambió gestos de cortesía con Triaca y especialmente con Guillermo Dietrich, ministro de Transporte. Con este último, a quien el camionero resistió al momento de su designación, quedaron en seguir hablando sobre cuestiones que se mantuvieron herméticas (¿recolección y reciclaje de residuos?).

En cualquier caso, el titular del gremio camionero no quedó satisfecho con el resultado de la comida que compartió con Macri la semana pasada. Tal como adelantó este medio, Moyano se vio impedido de hablar libremente ante un Macri que lo recibió rodeado de ministros y colaboradores. El sindicalista quería una privacidad que el ahora Presidente no concedió. Tampoco le ve ductilidad a Triaca para manejar las relaciones laborales, pero se contiene: "Lo que importa son las políticas, no tanto los hombres...", recita por estos días.

La idea del pacto o entendimiento social cuenta con aval entre los gremios, aunque éstos chocan con la debilidad objetiva de estar lejos aún de una reunificación. Los gremios más identificados con el kirchnerismo saliente (metalúrgicos, mecánicos y taxistas) siguen empacados en mantener el actual statu quo de atomización. En cualquier caso, Triaca buscaría que nadie del espinel sindical quede afuera. Hay disposición oficial para abrirle el juego también a las dos centrales del sindicalismo alternativo de la CTA.

En un punto sí todos mantienen una unidad de criterio: negociar salarios por inflación y no por productividad. Una fórmula que a los oídos del sindicalismo suena a anticipo de ajuste. Es la sensación que arrastran desde fines del siglo pasado, cuando a las políticas neoliberales del dueto Menem-Cavallo estaba prohibido objetarlas.

Entonces, muy pocos gremios consiguieron incrementos significativos. Aquel gobierno peronista objetaba, en nombre de la buena salud de la convertibilidad, todas las propuestas de mejora. Los gremios aducían que no contaban con la suficiente información sobre la marcha económica de las empresas. Por eso, buscaron en aquel tiempo la sanción de un proyecto de ley que establecía el derecho a la información para las organizaciones sindicales. Pero al final todo quedó en un intento fallido.

Un vocero gremial señaló a Infobae que la idea de reflotar la ecuación productividad estaría apadrinada no por Triaca sino por Horacio Liendo, el asesor más influyente que tuviera Domingo Cavallo en aquellos años 90. El portavoz no pudo confirmar que Liendo se hubiera sumado al equipo económico de Macri, aunque dijo manejar ese rumor.

Lo que está lejos de ser una versión es que hoy arrecian los pedidos del sindicalismo al Gobierno para que establezca algún tipo de asignación puente que compense la alta inflación de las últimas semanas. En ese pedido ya se apuntó Hugo Yasky, de la CTA kirchnerista. Pablo Micheli, de la CTA, combativa, reclama un bono de fin de año para todos los trabajadores y jubilados.

Según Moyano, "todo el mundo va a pedir ser compensado" por la alta inflación, que para la CGT del camionero fue de 3,31 en el pasado mes de noviembre, "bastante por debajo" de la que esperan para este último mes del año. Los que se jactan de saber, aseguran que el lunes próximo, durante la conferencia de la Unión Industrial, a la que concurrirá Macri, habría importantes definiciones sobre política laboral y salarial.

FUENTE Y FOTOS: Infobae

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