SANTA FE: POR EL TARIFAZO, INDUSTRIAS QUE PAGABAN $ 187 MIL DE LUZ, AHORA ABONARÁN $ 518 MIL. SUGIEREN USO RACIONAL DE LA ENERGÍA

En las industrias, el impacto de las nuevas tarifas de energía eléctrica es un verdadero dolor de cabeza: doce años de subsidios a la generación hicieron que la electricidad como insumo industrial ocupara un lugar casi irrelevante en la estructura de costos de las fábricas. Ahora las tarifas caras empujan al uso racional de la energía.

El precio de la electricidad como insumo vuelve a ser relevante en los costos de los procesos industriales. Bajarlo será negocio, aunque haya que renovar equipos. Las auditorías energéticas.

El ingeniero Jorge Caminos -habituado a hacer auditorias energéticas en empresas de nuestro medio- explica que la realidad ha vuelto a las facturas del sector industrial (tanto como a los comercios y los hogares) y que ahora esos costos justifican una inversión que baje el consumo.

El experto, docente de la Universidad Tecnológica Nacional y director del grupo Gese de la UTN, brinda información sobre el impacto de las tarifas en algunas industrias.

Los ejemplos son impactantes: una fábrica que pagaba 21.600 pesos (en el nivel 281 de las tarifas de la EPE) paga ahora casi 30.000 pesos. Y más arriba en la escala de las demandas de potencia y más consumo para la producción fabril, bien puede pasarse de 51 mil a 113 mil (en el nivel 282); de 122 mil a casi 350 mil pesos y de 187 mil a 518 mil (en la 2M12). Ante este panorama, cualquier ahorro en las plantas industriales será importante.

Medir y decidir

“Cuando se hacen auditorías energéticas en las empresas, uno mide cuánto se gasta en energía y cuánto se podría gastar con las misma producción y con el aumento de la producción proyectado”, explica Caminos.

Advierte que “con tarifas de energía subsidiadas (a lo largo de la última década) era muy lenta la tasa de retorno para la inversión necesaria”. Con aquellos valores mejorar el consumo de electricidad, dotar de un uso racional de la energía a una fábrica, no era negocio.

“La tasa de retorno de la inversión requería de períodos largos: había que convencer a un empresario de hacer más eficientes sus equipos, de gastar en motores más modernos, usar ciertos horarios porque la energía es más barata, y había que explicarle que podía llegar a tener un retorno de la inversión en unos tres años... ¿Quién hace una inversión a tres años en Argentina?”, pregunta retóricamente Caminos.

Ahora, con las tarifas eléctricas más caras, “se justifica mucho más cualquier programa de eficiencia energética. El concepto es que con lo que te ahorrás de tarifas de energía pagás las inversión en unos 18 meses y luego ganás”, en la mayoría de los casos.

Financiamiento

Ni caras ni en precio. Para Caminos las tarifas actuales, tras el aumento, aún son “baratas”. Y lo explica: “hoy la generación es bastante más cara respecto de lo que finalmente se paga. Yo espero que eso baje, que con una mayor oferta se bajen los costos tal como ocurrió cuando se privatizó ese sector, en los 90. Creo que va a ocurrir cuando el mercado sea más estable y se compre combustible más barato... hoy se compra muy caro”, indicó.

El Litoral preguntó si las empresas de nuestra zona tienen la espalda necesaria para hacer estas inversiones. “Hay una mala noticia para las empresas -dijo Caminos- porque el aumento de las tarifas es muy fuerte. Pero, debe decirse también que hoy hay posibilidades de financiación”.

Explicó que “las fuentes de financiamiento sumamente interesantes: los Créditos Verdes que ofrece la Provincia son al 7 % anual. Y además, hay otra línea crediticia, del Estado Nacional, realmente muy buena, que vienen del gobierno anterior y se mantiene. Tiene recursos de un fondo del Banco Mundial, dan créditos por hasta dos millones y medio de pesos con una tasa anual del 9 %. Y se cubre hasta el 80 %” de lo necesario para renovar equipos”.

Hoy la industria “tiene posibilidades de acceder a esos planes de financiación, que requieren justificar la inversión y someterse a controles y auditorías”.

El docente universitario señaló que en general, las empresas más grandes ya tienen resuelta su eficiencia energética. “Las multinacionales y las empresas argentinas líderes ya se han ocupado de estos temas, lo tienen resuelto, para ellos es una norma de producción. Las medianas y las más chicas sí están con una desinversión de años... Por eso, hoy tienen una posibilidad de ahorro muy grande. Y con el gas va a ocurrir lo mismo”.

Panorama

El sector industrial -que durante mucho tiempo no le daba importancia a lo que se pagaba en energía- ahora va a tener que mirar esos gastos y preocuparse por encarar acciones de eficiencia energética que les ayuden a reducir este incremento de costos, indicó.

“La lógica económica del consumo de la energía en las industrias se perdió con la política de subsidios. Normalmente las tarifas de energía representan en un producto un 10 % de sus costos; esto venía bajando significativamente en los últimos años con las tarifas planchadas. Se subsidiaba el precio de la generación de la energía, y se cobraba a un precio 7 u 8 veces menor al real” .

Motores sin bobinado

“En una auditoría energética lo primero es revisar los motores, ver si son antiguos, cuál es su potencia. Normalmente, en una línea de producción son entre un 40 y un 60 % del consumo de energía”, indica Caminos.

“Hay nuevas tecnologías en motores, mucho más eficientes (llamados EI1, EI2 y EI3) que tienen un rendimiento superior al 95 %, es decir, 2 % ó 3 % más eficientes que uno viejo. Hasta ahora no era importante porque el precio de la energía no justificaba una inversión, ahora bajar un punto ahorra miles o cientos de miles de pesos”, agregó.

Los nuevos motores son producto de la evolución de los materiales y los sistemas de refrigeración, así el motor entrega más potencia.

“Existe una próxima generación de motores que no tendrá bobinado interno sino imanes, es un verdadero cambio de paradigma. Ya se prueban algunos en pozos petroleros en el sur del país. Tienen una eficiencia cercana al 100 %”.

Otras medidas “tienen que ver con el aire comprimido, un inadecuado funcionamiento o pérdidas significan un gasto innecesario de la energía. Lo mismo que la refrigeración, el acondicionamiento de aire o la iluminación”.

“Lo primero que se debe detectar es qué consumos son innecesarios y se pueden eliminar. Posteriormente hay que analizar la posibilidad de incorporar nuevas tecnologías o nuevas acciones que nos permita reducir el consumo”.

FUENTE Y FOTOS: El Litoral - Periodismo365

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