Desde hace unos años aumentan las fincas productivas abandonadas y el éxodo del campo a la ciudad es cada vez mayor. La poca o nula rentabilidad de la producción y las inclemencias climáticas hacen que la gente deje sus fincas y se transforme en “tierras blancas”.
La situación del agro en Mendoza viene pasando una situación preocupante. Desde hace años aumentan las fincas productivas abandonadas y el éxodo del campo a la ciudad es cada vez más palpable.
Según los últimos números del Uso de la Tierra, en los oasis del sur provincial, en la cuenca Irrigada del Diamante y el Atuel, hay aproximadamente unas 20 mil hectáreas de fincas aptas para la producción que se encuentran parcial o totalmente abandonadas.
Los diagnósticos del Departamento General de Irrigación muestran que hay más de 350 fincas en estado de total abandono en las cuencas sureñas, lo que suman poco más de 8.200 hectáreas que dejaron de producir. Las más de 11 mil restantes apenas tienen pequeños espacios de producción, con muchas parcelas incultas o sin trabajo.
Algunas de las alternativas que se utilizan para estos casos es promover la ganadería de zonas áridas mediante las plantaciones de forrajes, mientras que desde la Dirección de Ganadería impulsan el trabajo productivo de la cría de ovinos, los que presentan un potencial productivo elevado y con costos bajos de inversión inicial comparado con la ganadería bovina.
Cabe destacar que cada finca que deja de producir se transforma en "tierras blancas", lo que también incide en el desequilibrio del medio ambiente.
No hace falta más que recorrer rutas y caminos rurales para ver las señales del abandono, con plantas que ya no están y decenas de viviendas desmanteladas, desoladas y al borde del desplome.
FUENTE Y FOTOS: Diario San Rafael - Periodismo365
