(videos) PANAMÁ PAPERS: RENUNCIÓ EL PREMIER ISLANDÉS Y EL FOCO ESTÁ PUESTO EN LOS BANCOS

A 48 horas de la publicación de los documentos y a 24 de haber prometido no renunciar, Sigmundur David Gunnlaugsson, presentó su dimisión, mientras que la onda expansiva puso el foco ahora en los bancos más grandes del mundo. 

El primer ministro de Islandia, Sigmundur Gunnlaugsson, renunció acosado por el escándalo político desatado por su mención en los Panamá Papers, tras una jornada cargada de tensión, rumores, acusaciones cruzadas con el presidente del país y su propio partido, y masivas protestas frente al Parlamento.


La salida del primer ministro fue desordenada, anunciada por su sucesor y hasta ahora ministro de Agricultura, y estuvo teñida por la negativa a renunciar del titular de Finanzas y socio minoritario del gobierno, Bjarni Benediktsson, quien también está mencionado en los Panamá Papers.

El domingo pasado el diario alemán Süddeutsche Zeitung y decenas de medios miembros del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) publicaron una investigación mundial que involucró a más de 130 líderes políticos y numerosas figuras de la cultura y el deporte que crearon o están vinculados a sociedades offshore en paraísos fiscales.

La investigación se sustentó en la filtración de 11,5 millones de documentos que reflejan cómo un estudio de abogados panameño, Mossack Fonseca, creó 15.000 compañías offshore a través de 500 bancos y subsidiarias en las últimas cuatro décadas.


Junto con el presidente Mauricio Macri y los reyes de Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, uno de los líderes políticos de mayor rango que apareció mencionado en los documentos filtrados el domingo fue el de Gunnlaugsson, el ahora ex premier islandés.


Según los documentos filtrados, el dirigente de 41 años compró en 2007 una empresa offshore acreedora de los bancos islandeses que se declararon en bancarrota en la famosa crisis de 2008. Cuando asumió como diputado en 2009 no la declaró y, ocho meses después, la vendió a su mujer por un dólar.

Poco después de conocerse la filtración de los documentos, se viralizó una entrevista televisiva en la que el periodista le preguntaba por el escándalo y el funcionario respondía con evasivas y finalmente se retiraba, enojado.

Al día siguiente, decenas de miles de islandeses firmaron un petitorio para que Gunnlaugsson renunciara y, poco después, más de 10.000 personas marcharon en el centro de la capital, Reikiavik, luego que el premier anunciara públicamente que no dimitiría. Hoy, al comienzo del día y con el rechazo popular aún en aumento, el partido político de Gunnlaugsson se reunió a puertas cerradas y acordó removerlo del puesto de primer ministro.


La protesta de ayer frente al Parlamento fue aún más grande que la de 2008, cuando los tres principales bancos del país colapsaron. Alertado sobre esta situación, el asediado dirigente se reunió con el presidente del país, Ólafur Ragnar Grímsson, y le pidió que disolviera el Parlamento. Pero ya era muy tarde, su salida del gobierno ya estaba acordada.

Grimsson se negó a responder el Parlamento y sostuvo en público que el premier debía primero hablar con su coalición de gobierno. Desde ese momento, la crisis gubernamental se tornó una novela política con episodios por momentos inverosímiles.

Los periodistas que esperaban una definición en el Parlamento lo vieron a Gunnlaugsson subir y bajar escaleras, moverse de un lado a otro, y de repente, cuando la televisión anunció que el premier había renunciado de forma definitiva, su ministro de Agricultura, Sigurour Ingi Jóhannsson, se acercó a las cámaras, confirmó la noticia y explicó que él asumiría como primer ministro interino.

En una breve explicación, que por ahora no sirvió para apagar las expectativas de la calle de un cambio de poder real, sostuvo que se mantendría la coalición de gobierno, que el Parlamento no sería disuelto y que no se llamaría a nuevas elecciones.

Más tarde, el ministro de Finanzas, el otro funcionario del gobierno mencionado en los Panamá Papers, anunció ante la televisión que no creía que "era necesario" renunciar luego de la salida del premier, y advirtió que el nuevo líder del gobierno necesita tomar "medidas drásticas" a partir de mañana miércoles.

Afuera del edificio del Parlamento, mientras tanto, los manifestantes seguían reclamando un cambio más profundo y una mayor transparencia. La imagen de los islandeses en la calles no fue apenas un detalle más de esta novela política.

La protesta de ayer frente al Parlamento fue aún más grande que la de 2008, cuando los tres principales bancos del país colapsaron e Islandia se convirtió en el país europeo en sumirse en la crisis financiera internacional originada en Estados Unidos.

Esa crisis le costó el cargo al primer ministro Geir Haarde y hasta lo terminó llevando ante las cortes de justicia, pero también reveló el espíritu orgulloso y nacionalista de los islandeses que no sólo se recuperaron -como no lo hizo ningún otro país europeo en estos años-, sino que además marcaron historia al negarse en un referéndum a que el Estado pagara la deuda de los bancos con Reino Unido y Holanda.

En Francia, en tanto, el escándalo de los llamado Panamá Papers siguió creciendo de la mano del diario local Le Monde, uno de los medios del mundo que está analizando los millones de documentos filtrados.

Según publicó este martes, el banco francés Société Générale, una de las principales entidades financieras de ese país y de Europa en general, tiene 979 empresas offshore abiertas en paraísos fiscales con la ayuda del estudio de abogados panameño Mossack Fonseca.

Esto convierte a Société Général en el cuarto cliente del estudio panameño, sólo superado por el banco británico HSBC, con 2.300 empresas, y las entidades suizas Crédit Suisse, con 1.105, y UBS, con 1.100 empresas.

Como en las crisis financiera internacional de 2008, los principales bancos de los potencias occidentales quedaron en el centro de las revelaciones de esquemas financieros ilegales, como los de lavado de dinero, evasión fiscal y fuga de capitales. Sin su complicidad, cualquiera de estos delitos sería imposible.

En Alemania, por ejemplo, bancos públicos crearon o gestionaron para sus clientes más de 1.200 empresas fantasmas en paraísos fiscales, según los documentos filtrados, y por eso este martes, el ministro de Justicia Heiko Maas anunció que abrirán una investigación y planteó crear un "registro de transparencia" en el país.

A su juicio, es necesario acabar con la opacidad de las sociedades fantasma y contar con más transparencia para luchar contra la evasión fiscal y también contra la financiación del terrorismo.

Este martes también, el diario francés Le Monde denuncio que el entorno de colaboradores de Marine Le Pen, la líder de la principal fuerza de extrema derecha del país, el Frente Nacional (FN), crearon una red de empresas con sede en paraísos fiscales -Hong Kong, Singapur, las Islas Vírgenes británicas y Panamá- para blanquear dinero.

Uno de los colaboradores de Le Pen mencionado es el experto contable Nicolas Crochet, el autor de su programa económico para la plataforma presidencial del partido en 2012.

Tras las nuevas revelaciones, el gobierno francés anunció que volverá a incluir a Panamá en su lista de paraísos fiscales, lo que poco después provocó una respuesta airada de ese país centroamericano.

"No vamos a aceptar que se use a Panamá como chivo expiatorio en las acciones y responsabilidades de terceros. Cada Estado debe hacer cumplir a sus empresas y a sus ciudadanos sus leyes y sus reglamentaciones", sentenció este martes el ministro de la Presidencia, Álvaro Alemán, en una conferencia de prensa.

El funcionario también rechazó a los que quieren "pisotear" el nombre de su país calificándolo como un paraíso fiscal y destacó que "Panamá cambió y estamos impulsando dramáticas reformas que no pueden ser ignoradas de ninguna manera".

Desde Londres, el gobierno también intentó bajarle el tono al escándalo, principalmente en lo referido a la sociedad offshore del padre del primer ministro David Cameron revelada por los documentos.

"No poseo acciones, no mantengo intereses en paraísos fiscales ni fondos en paraísos fiscales, nada de eso", dijo Cameron durante un acto en Birmingham, en el centro de Inglaterra, en sus primeras declaraciones a periodistas luego de la aparición de los Panamá Papers.

Los documentos filtrados revelaron que el padre del primer ministro, fallecido en 2010, era director de Blairmore Holdings, un fondo de inversión con domicilio en las Bahamas, creado en 1980 y actualmente en actividad. Cameron dijo que sólo es responsable por sus "propios asuntos financieros".

Por su parte, el gobierno chino reaccionó por primera vez a la mención en el escándalo mundial de familiares del presidente Xi Jiping y de otros líderes del Partido Comunista.

Un vocero de la Cancillería calificó los Panamá Papers como "acusaciones infundadas" y se negó a responder a la prensa si se investigará a los ciudadanos que aparecen en ella como propietarios de sociedades o cuentas en paraísos fiscales, entre ellos, el cuñado del presidente Xi.

"Sobre estas acusaciones infundadas, no tengo nada que comentar", zanjó este martes un Hong Lei, en su conferencia de prensa diaria.

La Fiscalía rusa, en cambio, prometió investigar las denuncias periodísticas, pese a que el Kremlin sigue considerando que la publicación del escándalo buscó perjudicar de manera especial al presidente Vladimir Putin.

"Cuando decimos que todo está forzado, falsificado y orquestado, nos referimos a que todo esto ha sido revestido con una capa de 'putinfobia' por orden de alguien", reiteró el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, rechazando cualquier vinculación directa del mandatario.

FUENTE, MULTIMEDIA Y FOTOS: Télam - NTN24 - Periodismo365

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