El Gobierno nacional tiene dispuesta la adquisición de dos aviones para transporte de gendarmes, otros dos para la detección de vuelos irregulares y pistas clandestinas en la narcofrontera y de 24 unidades aptas para tareas de intercepción, que estarán a cargo de la Fuerza Aérea.
Sin embargo, contrariando la especie que divulgó el domingo el diario Página 12, no se volverá afectar a las Fuerzas Armadas para un despliegue militar en la zona. Esa experiencia, que se prolongó a lo largo de los dos últimos años del período kirchnerista, fue dejada sin efecto -según una alta fuente del Ejército- por el presidente Macri, quien consideró que el decreto que la autorizara, firmado por Cristina Kirchner y su ministro Agustín Rossi, era ilegal.
No obstante, en un profuso comentario sobre las medidas contra la inseguridad, el diario kirchnerista pasa por alto ese detalle y también que la afectación de gendarmes a tareas en el conurbano fue un discutible experimento del régimen anterior. De todas maneras, la inseguridad volvió a instalarse en el corazón de la agenda y la frontera norte es reconocida como de alta vulnerabilidad.
En ese contexto, en el que grupos criminales transnacionales presionan sobre la frontera y en el territorio nacional -y en el que está la posibilidad latente de un nuevo atentado terrorista-, el rol de los distintos actores en el área de seguridad deberá ser replanteado.
LO QUE VIENE
Por lo pronto, ya está a un paso la compra de 24 aeronaves T6 C Texan II, biplazas de turbohélice para la Fuerza Aérea pero destinadas al control de vuelos ilegales y a mejorar la capacidad de respuesta en la frontera. Además, comprarán dos aviones espías, probablemente de origen israelí, y dos unidades modelo ATR72, con capacidad para 60 gendarmes y autonomía de vuelo de 2.600 kilómetros.
El sistema incluye la combinación de globos aerostáticos capaces de efectuar rastros a 15 kilómetros a la redonda.
FUENTE: El Tribuno - Periodismo365 - Imagen Portada Ilustración Web