(videos) SAQUEOS, PIQUETES Y FURIA POPULAR EN MÉXICO POR EL AUMENTO DE LA NAFTA

México es una olla a presión que comienza a estallar. La nafta subió hasta 20% e impulsó otras alzas. La electricidad en la capital saltó 18%. Hubo protestas en todo el país, con bloqueos en rutas y el robo de combustible en decenas de estaciones de servicio.

No sólo es Donald Trump que acorrala a México. El propio país hace lo suyo para vivir una pesadilla. Un fuerte aumento del precio de los combustibles en México, país petrolero acostumbrado a un valor bajo en los surtidores, despertó una ola de indignación popular que se manifestó con bloqueos de estaciones de servicio, piquetes en rutas de 25 estados provinciales, protestas callejeras y saqueos.


El estado de convulsión social impactó fuerte en el gobierno de Enrique Peña Nieto, quien tuvo que salir a justificar el alza en un mensaje nacional por televisión. El mandatario admitió que la medida era “dolorosa” y que comprendía el “enojo” de la ciudadanía, pero que “el gobierno no permitirá abusos” ni “tropelías”.



El malhumor social, estalló con una suba del 20,1% en las naftas y de 16,5% en el diesel, en el arranque de una liberalización de precios enmarcada en la reforma energética que impulsó el Peña Nieto en 2014 con la promesa de que así bajarían los combustibles.


No sólo no sucedió la prometida rebaja, sino que además se estima que repercutirá con fuerza en la inflación. El alza de combustible no justifica “incrementar o tomar decisiones de alza en precios de productos”, dijo ayer el mandatario.

No sólo es Donald Trump que acorrala a México. El propio país hace lo suyo para vivir una pesadilla. Un fuerte aumento del precio de los combustibles en México, país petrolero acostumbrado a un valor bajo en los surtidores, despertó una ola de indignación popular que se manifestó con bloqueos de estaciones de servicio, piquetes en rutas de 25 estados provinciales, protestas callejeras y saqueos.

El estado de convulsión social impactó fuerte en el gobierno de Enrique Peña Nieto, quien tuvo que salir a justificar el alza en un mensaje nacional por televisión. El mandatario admitió que la medida era “dolorosa” y que comprendía el “enojo” de la ciudadanía, pero que “el gobierno no permitirá abusos” ni “tropelías”.


El malhumor social, estalló con una suba del 20,1% en las naftas y de 16,5% en el diesel, en el arranque de una liberalización de precios enmarcada en la reforma energética que impulsó el Peña Nieto en 2014 con la promesa de que así bajarían los combustibles.

No sólo no sucedió la prometida rebaja, sino que además se estima que repercutirá con fuerza en la inflación. El alza de combustible no justifica “incrementar o tomar decisiones de alza en precios de productos”, dijo ayer el mandatario.

Las protestas, que se multiplicaron en distintos estados, se suman al desplome de la popularidad de Peña Nieto, criticado por la inseguridad y el estancamiento de la economía.

La furia de la gente comenzó el 1 de enero, a pesar del feriado, y escaló rápidamente al punto de que el martes a la noche un comercio de una conocida cadena de supermercados en la localidad de Nicolás Romero, unos 40 km al norte de la capital, fue saqueada por una turba de unos 150 personas


La acción ocurrió tras un aviso en Internet que se viralizó y que señalaba que en ese centro se regalaría gasolina y otros productos. También se reportaron saqueos a locales en municipios del central Estado de México, vecino a la capital. En el estado sureño de Veracruz, estaciones de servicio fueron tomadas por desconocidos que regalaron el combustible a los automovilistas. Un total de 150 gasolineras fueron vandalizadas solo en seis estados del sur del país en las últimas horas. En Ciudad de México fueron 50, según la firma G500. Muchas decidieron cerrar preventivamente.

“Si no tenemos condiciones de seguridad, vamos a tener que cerrar donde hemos sufrido amenazas”, advirtió el presidente de G500, Antonio Caballero, que reúne a unas 1.800 centros de distribución. “No vale la pena vender ni un litro de gasolina si se pone en riesgo la integridad de las personas”, agregó.

Este polémico aumento de los combustibles ocurre en un escenario complicado para los mexicanos, especialmente la clase media, ya que se da en forma paralela al incremento de servicios. A partir de enero habrá una suba de las tarifas de electricidad del 3,7% al 4,5% en la industria, 3,5% para el comercio y 2,6%, los hogares.

Se debe, según la Comisión Federal de Electricidad, al aumento de los combustibles que se utilizan para generar energía eléctrica: el costo del gas natural subió un 77% y el del carbón un 72,8% en el último año. El gas doméstico en el DF, subió 18%.

Una complicación extra dentro de esta atmósfera agobiante es la devaluación del peso mexicano frente al fortalecimiento del dólar. Hasta mediados del año pasado cotizaba a 17 o 18 frente al dólar, mientras que ahora subió a 21,50 con picos de 21,9.

La crisis, para algunos especialistas, comenzó hace dos años, con la Reforma Fiscal encarada por Peña Nieto, que atenuó la carga impositiva a las grandes empresas, pero terminó castigando a los contribuyentes. La suba en el precio de los combustibles tuvo igual sentido: buscó tranquilizar a los mercados, sin tener en cuenta el impacto en la población.

Pero sobre todo desnudó una cruda realidad: el actual modelo, y sobre todo la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), naufragan en su afán por renovarse. “La gente está enojada, pero parece ser que el Gobierno teme más a las calificadoras”, dijo el consultor energético David Shields, quien recordó la “frágil” situación de las finanzas públicas en el país.

Pemex produce ahora alrededor de dos millones de barriles diarios, frente a los 3,5 millones de hace aproximadamente una década. “Esto es un 40% menos y, sobre todo, tenemos refinerías muy viejas y obsoletas que están produciendo 25% menos que hace algunos meses y un sistema no muy elástico de distribución de gasolinas”, apuntó Shields.

Si bien el alza lleva el precio de los combustibles a un promedio de 0,80 dólares el litro, un valor normal para muchos países, tiene una significación especial para los mexicanos que siempre tuvieron precios bajos. Y resulta terrible para la credibilidad de la promocionada reforma energética de Peña Nieto, que abrió el sector a la iniciativa privada tras casi ocho décadas de monopolio estatal.

FUENTE, MULTIMEDIA Y FOTOS: Clarín

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