CHACO: COMPROBARON EL FUSILAMIENTO DE DOS DIRIGENTES DE LAS LIGAS AGRARIAS Y ELEVARON LA CAUSA A JUICIO

La jueza federal de Resistencia elevó una causa a juicio oral para juzgar a represores de la última dictadura cívico-militar por el asesinato de representantes rurales. No fue un enfrentamiento con las fuerzas armadas.

La jueza federal de Resistencia Zunilda Niremperger clausuró la etapa de instrucción y elevó a juicio oral la causa por los asesinatos de los dirigentes de las Ligas Agrarias de Chaco Carlos Servando Piccoli y Raúl Eduardo Gómez Estigarribia, durante la última dictadura cívico-militar.


Luego de un período en el cual la versión oficial afirmaba que “se trataba de miembros de organizaciones subversivas que habían muerto en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad”, quedó demostrado que ambos dirigentes de las Ligas Agrarias, un movimiento campesino surgido a la luz de los movimientos sociales de los 70, habían sido fusilados.

Los sumarios policiales de la época daban cuenta de la primera de esas versiones, en el marco de la vinculación de las Ligas con la organización Montoneros, que había pasado a la clandestinidad.
A partir de ese momento, se inició una persecución contra los dirigentes e integrantes del movimiento que incluía religiosos y militantes del campesinado.

El dirigente rural y docente Gómez Estigarribia era “intensamente buscado” por las Fuerzas Armadas desde 1975, debido a su “activa participación y militancia en las Ligas”. Según consta en el expediente, “el 12 de febrero de 1977 había organizado una reunión en una casa de la localidad de Corzuela, sobre la que tomó conocimiento el oficial de inteligencia del Ejército Bettolli, quien operaba en la zona en la persecución de la organización y montó un operativo para tenderle una emboscada”.

De acuerdo con la investigación, el Ejército y la Policía de Chaco habían dejado la luz prendida del exterior de la casa y se aseguraron de que Gómez Estigarribia no pudiera ingresar: así quedó expuesto por lo que fue fue atacado al llegar al lugar, con disparos de arma de fuego de todos los integrantes de la patota conjunta, lo que le provocó –según la autopsia policial– al menos tres heridas en el tórax, la pierna izquierda y una mano. Por su parte, Carlos Servando Piccoli debió exiliarse en España por la persecución que sufría desde 1975.

En 1979 regresó a la provincia de Chaco y a la militancia junto a Armando Molina –quien permanece desaparecido–, para abocarse a la reconstrucción de las Ligas Agrarias a través de la visita y el diálogo con pequeños productores, como así también la entrega de volantes que promovían el regreso de la democracia, “siempre desde la clandestinidad, en resguardo de su vida”.

En las primeras horas del 22 de abril del 79, Piccoli se trasladaba en bicicleta por un camino vecinal del paraje Pampa Florida, de la zona rural de la ciudad de Sáenz Peña, cuando fue sorprendido por un retén policial, integrado por dos agentes armados con un fusil FAL y una pistola ametralladora PAM 3, y fue asesinado.

En ambos casos fue concluyente el informe del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que examinó los restos óseos exhumados de ambas víctimas: aportó precisiones e indicios para la reconstrucción de cómo fue la mecánica de los hechos, a partir de heridas que impactaron en la estructura ósea de los hombres.

FUENTE Y FOTOS: Diario La República

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