El caso se conoció esta semana. Un grupo de trabajadores senegaleses fue encontrado en medio de una inspección a una obra en construcción en Berazategui, en las calles 141A y 18. Vivían hacinados en un container.
El Juzgado Federal de Quilmes inició una investigación por trata de personas. Pero también interviene el área de Migraciones del Ministerio de Interior de Nación ya que, según plantean los funcionarios, “los inmigrantes que presuntamente ingresaron al país de manera ilegal”. O sea, después de sufrir la brutal precarización laboral y de las condiciones en que vivían, quedaron en la mira del Estado por su “presunta ilegalidad”.
El caso se conoció por una circunstancia especial: en Berazategui está prohibida la instalación de supermercados chinos o de grandes dimensiones, por lo que la construcción quedó en la mira de la Municipalidad y la policía local. Pero, ¿cuántos trabajadores, no solo senegaleses sino inmigrantes en una situación precaria, son explotados en estas obras?
Los albañiles senegaleses hacinados en un container, trabajando de sol a sol, desmienten aquellas declaraciones xenófobas de Miguel Ángel Pichetto hace un par de años: "ahora hay nuevas figuras de delitos: hay delincuentes de Albania y Europa del Este vinculados al narcotráfico. Y aparece el delito chino. En la década de los 90 entraron los chinos y ahora los senegaleses. ¿Dónde están? Yo no los veo en obras en construcción. Los veo vendiendo cosas truchas. Es maravilloso".
El caso demuestra que, justamente aprovechando la “ilegalidad” a la que son arrojados miles de inmigrantes, muchos de ellos terminan no solo sobreviviendo con la venta ambulante, sino trabajando en condiciones “de esclavitud” como la obra de Berazategui. El planteo xenófobo del senador peronista está en perfecta sintonía con la política del gobierno de Rodríguez Larreta, que ha desatado una cacería sobre cientos de trabajadores senegaleses.
El último ejemplo fue la golpiza que sufrió Kane Serigne Dame, de 30 años, mientras trabajaba en la zona de Flores. La Policía de la Ciudad lo golpeó y detuvo, aún con una fractura expuesta en su brazo. La persecución continuó con los allanamientos a 6 casas donde vivían inmigrantes senegaleses, y la amenaza de deportación del país.
El hecho generó la reacción de distintas organizaciones sociales y de derechos humanos. La diputada Myriam Bregman (PTS-Frente de Izquierda), que integra la Comisión contra la Violencia Institucional de la Legislatura porteña.
Hace pocos días se realizó una importante reunión donde participaron organizaciones de la comunidad inmigrante y trabajadores senegaleses y de otros países africanos. Allí denunciaron no solo la persecución policial que sufren, sino también esa precariedad que los obliga a tener los peores trabajos y sobrevivir con la venta callejera. “No queremos trabajar en la calle. Si un compañero tiene un trabajo bueno, seguro va a dejar de trabajar ahí, en medio del sol, la lluvia o el frío”, planteó uno de ellos.
Y otro agregó que "en la Ciudad de Buenos Aires el delito es ser de raza negra. Nos persiguen por la venta ambulante, nos persiguen cuando alquilamos y vendemos en un local, y ahora lo nuevo es que allanan nuestras casas para llevarse lo único que tenemos". Persecución, racismo y “esclavitud laboral”, lo que ofrece el Estado argentino a miles de inmigrantes. “Maravilloso” diría Pichetto.
FUENTE Y FOTOS: La Izquierda Diario
