JUJUY: LA LEISHMANIOSIS SE COBRÓ NUEVAMENTE LA VIDA DE UN OBRERO

Decenas de trabajadores del sector frutales de la empresa Ledesma SAAI acompañaron a familiares en el funeral de Pablo Mazoni, joven obrero de cosecha y cultivo del sector frutales que falleció luego de un mes de haber sido picado por el mosquito transmisor de leishmaniosis. 

Nuevamente muere un obrero producto de una enfermedad endémica que se propaga en zonas rurales y subtropicales, la negligencia y desidia patronal y estatal salta a la vista. La leishmaniosis que enferma de gravedad o mata a trabajadores del campo y pobladores de zonas sub tropicales como el departamento Ledesma se cobró una nueva víctima, el joven obrero Pablo Mazoni, quien falleció el pasado lunes 7 de Octubre.

Sus compañeros de trabajo del sector frutales, obreros de cultivo y cosecha de naranjas, se hicieron presentes para acompañar a la familia que realizó el velorio en su domicilio, una vivienda del barrio obrero de las 518 viviendas. También acudieron al funeral muchos vecinos/as, amigos/as de la infancia y adolescencia, jóvenes trabajadores precarizados e informales, sus ex compañeros del secundario de la Escuela Agrotécnica de Libertador, y mujeres trabajadoras del Empaque de frutas.

El pasaje El Tipal, donde queda la casa de la familia del trabajador fallecido, se llenó de jóvenes obreros del citrus que acudieron al velorio de Pablo. Los trabajadores estuvieron en el velorio y el cortejo fúnebre en la madrugada, mañana y tarde, y en todo el tiempo que duro el velorio de Pablo se fueron reuniendo en rondas donde platicaron y recordaron a su compañero de trabajo y amigo. Unos pasaron por el velorio una vez que salieron del trabajo en las fincas, y otros lo hicieron antes de tomar el tráiler que los lleva a su lugar de trabajo en el campo. Casi todos ellos bien calzados con su acullico de hoja de coca se mantuvieron de pie acompañando a la familia y vecinos de Pablo, pese a las jornadas extenuantes de trabajo que día a día llevan adelante en las fincas.

Pablo, tenía 33 años, era obrero del sector frutales de la empresa Ledesma, trabajaba en la temporada que va de marzo a fines de septiembre en la cosecha de naranjas y limones, y en la temporada que va de octubre a marzo en el sector cultivo. Se encontraba trabajando en el sector desde hace más de una década, como temporario, condición en la que se encuentran la gran mayoría de obreros y obreras de frutales, sector que engloba a trabajadores de cultivo, cosecha y empaque.

Mi vecino Pablo Mazoni, hermano de 3 amigos de mi infancia e hijo de un jubilado como trabajador de campo en el Ingenio azucarero Ledesma, había sido picado por el mosco vector de la leishmaniosis cutánea- también llamado por los médicos flebótomo- hace un mes mientras cumplía su jornal de trabajo en una de las fincas de la empresa Ledesma, pese a esto continuó trabajando sin cesar en la cosecha de naranjas y limones. Tal es así que un obrero rural anónimo que al salir del trabajo pasó por el velorio expreso “amigo, si hasta hace una semana estábamos cosechando juntos, y ya teníamos que pasar juntos a cultivo”.

El joven obrero fallecido trabajó hasta último momento porque era conocedor de las labores solo por temporadas y del salario flaco, “por tanto”, es decir a destajo, que perciben los trabajadores de frutales, de los cuales una porción considerable está agremiado en UATRE. Sin lugar a duda de los peores pagos del complejo agro industrial de Ledesma SAAI.

En esos 30 días o más que pasaron desde que Pablo fue picado por el mosco vector de la leishmaniosis, tuvo fiebre y permanentemente padeció una tos seca, pensó que estos síntomas y dolencias eran pasajeras, y pese a esto siguió trabajando. Solo cuando no daba más, fue al médico, también ante la insistencia tanto de su padre como de su madre, con quienes vivía en su casa natal, luego de haber fallecido su pareja y su hija.

Desidia patronal y negligencia estatal

Los síntomas que tenía parecían de una pulmonía, inflamación en los pulmones, fiebre alta, dolores en los bordes del tórax, escalofríos, pero sus yagas y ulceras en la cara y en la picadura eran signos de una leishmaniosis cutánea, diagnostico al que llego el jefe del servicio de médico laboral de la empresa Ledesma, Jorge Paredes, aunque hizo poco por salvar la vida del obrero infectado por esta enfermedad zoonótica letal.

Sin embargo, hubo otra traba como para poder accionar a tiempo contra la leishmaniosis, ya que en el Hospital Oscar Orias, el principal nosocomio del departamento Ledesma, el análisis que se realizó en su laboratorio para detectar dicha enfermedad en el paciente resultó negativo.

Resultado por el cual mientras Pablo fue atendido en Libertador Gral. San Martin siempre se lo medicó para curar una supuesta enfermedad respiratoria, y no contra la leishmaniosis, así fue que se perdió tiempo valioso para salvar la vida del joven obrero. Lo que deja en evidencia la actitud negligente de los funcionarios a cargo de dicho hospital, los directores regionales de Ramal II Miguel Muñoz y Carlos Gonzales, y del director del hospital Orias, Martin Hidalgo, todos alfiles del Ministro de Salud Gustavo Bouhid, ante la gravedad de la enfermedad zoonótica y endémica que registró un brote en el departamento Ledesma, que afecta centralmente a obreros rurales, y que para nada fue erradicado.

Estuvo internado en el Hospital Pablo Soria de San Salvador de Jujuy desde el viernes 4 de la semana pasada y falleció el lunes 7 de Octubre, solo 3 días estuvo en el hospital y se produjo su deceso. Avanzó demasiado la enfermedad y dañó sus defensas y órganos, centralmente las membranas mucosas y vías respiratorias, además de la piel de parte de su rostro, sobre todo su nariz y sus pómulos.

El estado provincial conocía de la situación, sin embargo hizo poco para poder frenar la leishmaniosis, dado que el Director Regional de Gestión en Salud del Ramal II, Miguel Muñoz, dio a conocer que durante el 2018 hubo 56 casos en Yuto y 46 casos en Caimancito, en total 102 casos registrados en el departamento Ledesma. En 2017 el director provincial de sanidad, Carlos Ripoll, dio a conocer que se habían registrado 25 casos de leishmaniosis en el mismo departamento y región de riesgo, lo que quiere decir que los casos van incrementado año a año.

Además el médico, que forma parte del directorio regional responsable de la dirección de todos los hospitales y salas del departamento Ledesma, Muñoz, agregó que según estadísticas cada 14 años la región vive un pico de casos de leishmaniosis, según el profesional debido a las condiciones climáticas.

La expansión de la frontera agrícola y sus males

Cabe agregar, a lo planteado por el funcionario del Ministerio de Salud, que uno de los principales motivos del incremento de casos de leishmaniosis se debe al avance de la desforestación y desmontes, que lleva a que el mosquito, llamado por los médicos flebótomo y conocido popularmente como “torito”, vector de la leishmaniasis, pase de un ámbito silvestre o boscoso a un ámbito rural o incluso a zonas pobladas.

Y es conocido que año a año Ledesma SAAI avanza en la frontera agrícola, sin tener en cuenta los desequilibrios que genera, y que finalmente esto termina afectando a trabajadores rurales y pobladores de la zona.

Como muestra sobra un botón, Ledesma SAAI solo para su producción citrícola tiene dedicadas 3.000 hectáreas de plantaciones de naranjas, pomelos y limones; fruta fresca que cultiva, procesa y comercializa, producción por la cual participa en un 10% en el mercado, ubicándose como el segundo mayor exportador nacional de cítricos y el principal productor y exportador de naranjas del país, y a su vez este año informaron desde su página web oficial que ampliaron el cultivo en 200 hectáreas exclusivamente con plantaciones de limón.

Así es que la frontera agrícola se expande al ritmo que crecen los negocios y ganancias de dicha empresa- que recientemente realizó una inversión de 8 millones de dólares para producir aceites concentrados de citrus-, lo que claramente se desarrolla sin tener en cuenta las condiciones de sanidad, salubridad y seguridad de los trabajadores rurales, que son quienes cultivan, cosechan y generan toda la riqueza.

Nuestra salud y vida valen más que sus ganancias

El deceso de este joven obrero producto de una enfermedad evitable y curable, si es que la empresa tomara todos los recaudos y medidas de seguridad e higiene para no exponer a los obreros del campo a que contraigan enfermedades zoonóticas como la leishmaniosis, es una muestra más que para los empresarios está por encima su ganancia que la vida y la salud de los trabajadores.

La fumigación semanal de los alrededores de la zona rural en la que trabajan los obreros de la cosecha y cultivo, la dotación de repelentes cada semana y barbijos diarios, la entrega de ropa de trabajo adecuada, la realización de chequeos médicos periódicos de los trabajadores rurales, la obligación de que todo establecimiento de la empresa en el campo cuente con mosquiteros de malla fina, lo que implica un costo que la empresa no quiere cubrir en su totalidad, porque no está su preocupación centrada en la salubridad y seguridad de los obreros y empleados. Para los trabajadores, en cambio, la salud y la vida tienen que valer más que las ganancias de los capitalistas dueños de los campos y de la industria. Porque la desidia patronal, subyace en el planteo de abaratar costos a como dé lugar, aun a costa de la salud y la vida de los trabajadores.

Esta realidad va cambiar, solo a fuerza de que las bases obreras se organicen en defensa de la salud y la vida de los trabajadores del campo, para que no vuelva a fallecer un cosechero o cultivador de frutales a causa de enfermedades evitables y curables, que afectan y matan a los obreros rurales por pura negligencia patronal y estatal. Tarea a emprender también a modo de homenaje a Pablo y a todos aquellos trabajadores rurales de la zona y la empresa que fallecieron a causa de esta enfermedad.

FUENTE Y FOTOS: La Izquierda Diario

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