Carlos Suaya, el presidente de Banghó, la empresa más afectada por la eliminación de aranceles a la importación de notebooks y tablet dijo a InfobaeTV que “Es falso que sólo ensamblamos”.
"Es obvio -continuó- que con arancel no tenemos ninguna chance. Es estúpido pensar que podés fabricar algo en el país. Nosotros éramos importadores y hace cuatro años nos pusimos a producir. Primero ensamblábamos pero con el tiempo fuimos agregando mucho valor y capacitación. Hoy vendemos un producto de muy buena calidad, mienten los que dicen que no es así. Simplemente el cliente lo hubiese rechazado".
-¿Por qué piensa que el gobierno se metió específicamente con este sector y no con otros, al eliminar el arancel?
– En su momento decidimos no instalarnos en Tierra del Fuego, porque consideramos que ése era un esquema inviable. Pero nos equivocamos. Es evidente que hay muchos intereses en juego y no se quieren meter con esa industria. Ellos reciben subsidios por $36.000 millones por año, pero igual se ve que no se pueden meter. Nosotros somos el eslabón más débil, pero hay varias empresas que fabrican notebooks y tablets que se van a ver afectadas. Además, la realidad es que no hay demanda para la mano de obra que se queda sin trabajo. En una economía con este nivel de inflación, déficit y pobreza de 32%, tomar una medida extrema de estas características es una muy mala señal para los industriales.
“En una economía con este nivel de inflación, déficit y pobreza de 32%, tomar una medida extrema de estas características es una muy mala señal para los industriales”.
-¿Cuáles fueron las instancias de diálogo con el gobierno?
-En febrero nos juntamos con el ministro de la Producción, Francisco "Pancho" Cabrera, para empezar a hablar de un plan de adecuación. Incluso nosotros ofrecimos incorporar con mucho esfuerzo productos al programa de Precios Claros para hacerlos más accesibles. Sin embargo, nunca llegamos a avanzar y nos sorprendieron con la eliminación de los aranceles.
Suaya deja una reflexión amarga sobre el cierre: "Nosotros no somos cortesanos, no pedimos prebendas ni subsidios. Somos empresarios y asumimos enormes riesgos, aunque algunos digan lo contrario. Ahora en dos meses dejamos de producir, porque ya no tiene sentido. De última volveremos a importar, como hacíamos al principio. Esto tendría que haber sido gradual, darnos alguna posibilidad de competir y no barrer con un serrucho todo lo que se construyó".
FUENTE Y FOTOS: Infobae