Defensor a ultranza del canto nativo argentino y de las danzas de su país, Abalos siempre sostiene que "hay que argentinizar a los argentinos". Santiagueño de pura cepa, Abalos siempre añora a su tierra natal. "No solo lo extraño sino que sueño que camino por Santiago del Estero.
En la distancia se agrandó mi amor a Santiago, tenía 17 años, no era ni grande ni chico, cuando llegué a Buenos Aires. En 1939, dejamos mi provincia, fue muy duro, eran unos lagrimones los que se me caían, estuve tres días sin salir a la calle, del miedo a que me pise el tren o el tranvía y de a poco comencé a salir muerto de miedo y me fui acostumbrando. Fue una conmoción. Hasta que me terminé quedando. Vinimos porque mi provincia no tenía estudios superiores."
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