La actividad descendió 10,1% anual, medidas en cantidades. Incluye tanto modalidad online como en locales físicos. La desaceleración en la tasa de caída estuvo muy influenciada por la normalización de buena parte del comercio en la zona AMBA. De todos modos, sigue complicada, en dos años retrocedió 23%.
Las cantidades vendidas por los comercios minoristas pyme cayeron 10,1% en septiembre frente a igual mes de 2019, medidas en cantidades. Así, en lo que va del año acumulan un descenso anual de 27,9% que se explica por las fuertes bajas registradas a partir del inicio de la cuarentena en marzo. En los locales a la calle declinaron 13,7% mientras que el comercio online creció 21% (siempre en cantidades e interanual).
En la desaceleración de la tasa de caída del mes incidió mucho la normalización de la actividad comercial en el AMBA, aunque todavía con niveles de operaciones bajos. También incide que se está comparando contra un mes de altos retrocesos como fue septiembre de 2019, cuando las ventas tuvieron una disminución anual de 14,5%. Así, si se compara contra septiembre de 2018, en la actualidad el comercio está vendiendo 23% menos que dos años atrás.
Todos los rubros finalizaron en declive, incluso aquellos considerados esenciales como Alimentos, Farmacias o Materiales eléctricos y ferreterías, que todavía mantienen leves caídas. En el caso de Alimentos, el mes finalizó con un descenso de apenas 2% anual y en Farmacia, de -1,1%.
Así surge de la medición de CAME en base a 1300 negocios de todo el país relevados entre el miércoles 30 de septiembre y el sábado 3 de octubre por un equipo de 30 encuestadores localizados en las capitales del país, GBA y CABA.
El rubro con menor declive interanual en el mes fue nuevamente Farmacias (-1,1%), medidas en cantidades. Las ventas se movieron en septiembre prácticamente en los mismos niveles que 12 meses atrás. Tuvieron salida todos los medicamentos típicos de esta época, aumentó el expendio de antidepresivos y vitaminas. En cambio, las farmacias que además venden otro tipo de mercadería, señalaron que de esos productos se vendió muy poco. Incidió que muchas de ellas atendieron por ventanilla.
El segundo ramo con menor achicamiento anual fue Alimentos y bebidas (-2%). Los almacenes de barrio continuaron recuperando el público que se había desplazado a los grandes supermercados o al e-commerce. La gente se volcó más a productos de segundas y terceras marcas, con una baja importante en las bebidas.
El sector de mayor derrumbe anual continúa siendo Relojería, joyerías y bijouterie con una declinación de 25,9%. Este rubro está muy ligado a las salidas y paseos de la gente, con lo que las mayores estadías en los hogares las impacta. Además, en la medida que se fue normalizando la economía, se volvieron a ver ventas en las calles, donde prevalecen estos artículos. Especialmente en el Gran Buenos Aires.
Indumentaria: las ventas redujeron su tasa de caída anual, de 32% en agosto a 16,9% en septiembre. Se vendió más ropa cómoda y menos ropa de vestir, la gente de volcó a los packs promocionales que lanzaron los negocios para cubrir gastos. Lo que sigue tirando para abajo el consumo en esta rama, son las restricciones para ingresar. Sobre todo, en las ciudades pequeñas, la gente manifiesta incomodidad de estar mirando, eligiendo y probando mientras otras personas (muchas veces conocidas) esperan afuera.
Donde sí las ventas vienen mejor, es en Indumentaria y artículos deportivos: las operaciones bajaron 7,3% anual (siempre en cantidades) aunque con mejoras en aquellos comercios que venden artículos vinculados a todo lo que es ejercicio (gimnasia, caminata, correr, bicicleta). En cambio, continúan saliendo poco los artículos vinculados a deportes tradicionales. Un dato a tener en cuenta, es que sólo se están relevando comercios abiertos, es decir, se excluyeron aquellos que cerraron definitiva o transitoriamente.
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