ESTADO AUSENTE Y BOMBA DE TIEMPO: CAE LA VACUNACIÓN Y SUBE EL RIESGO DE BROTES

El país no alcanza la meta de cobertura de las dosis obligatorias del calendario. Más de la mitad de los niños no tiene el carnet completo. En PBA y Córdoba las tasas se ubican por debajo del 40%. El peligro de que emerjan enfermedades como polio y sarampión. Las razones.



Hasta julio de este año, en el país no se alcanzó la meta de cobertura de vacunación pediátrica obligatoria para ninguna de las vacunas de calendario. Y el mayor ejemplo (por su densidad poblacional y situación estratégica) es el de las provincias de Buenos Aires y Córdoba. En territorio bonaerense todas las tasas se ubicaron por debajo del 40%, con casos especialmente bajos como la tercera dosis de la quíntuple: sólo alcanzó al 18% de la población objetivo. La problemática no es nueva, se agudizó con la pandemia y se agravó en los últimos registros, no sólo en la Argentina. Pero a nivel local la combinación de campañas insuficientes, desinformación, la ideología imperante de un Estado ausente y la crisis socioeconómica conforman una bomba de tiempo urgente de desactivar. ¿El riesgo? Que vuelvan enfermedades erradicadas.

“Este año hubo un incremento del 10% en la baja de cobertura en vacunas. Hoy podemos decir que más de la mitad de los niños de Argentina no tienen el carnet de vacunación completo, con lo que veremos reemerger enfermedades como polio, sarampión, varicela, entra otras enfermedades contagiosas que hoy están controladas”, advirtió desde Córdoba el médico Oscar Atienza, magíster en Salud Pública.

Los datos de esa provincia muestran que, hasta la mitad de este año, la tasa de recién nacidos vacunados contra hepatitis B y tuberculosis era de 39%, lejos de la meta del 50% para el primer semestre. En la población de cinco años, que debe recibir cuatro vacunas obligatorias (para prevenir poliomielitis; sarampión, rubeóla y paperas; difteria, tétanos, tos convulsa y varicela), el porcentaje de cobertura en Córdoba se ubicó en ese lapso entre el 31 y 32 por ciento. En Santa Fe, el Ministerio de Salud local reflejó en junio que  la cobertura de vacunación antigripal en bebés de 6 a 24 meses apenas llegaba al 28 por ciento.

El mes pasado, en el marco del Día de las Infancias, un informe de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA alertó no sólo por la emergencia alimentaria en niñas, niños y adolescentes en el país, sino también por la baja en la cobertura de vacunación. El documento hizo referencia a otro informe, difundido en julio por Unicef y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que mostró que a finales de 2023, 112 mil niños de 0 a 5 años no habían recibido ninguna vacuna.

Nada para decir

“Con respecto a las consideraciones sobre que haya bajado el nivel de vacunación, no tenemos nada para decir. Absolutamente nada. Por supuesto es una preocupación para los grupos de riesgo. Y los que no. Pero los que están dentro del calendario de vacunación, que no lo hagan (sic). No más que eso. Y promoviendo siempre que la gente se cuide”. Así respondió el vocero presidencial, Manuel Adorni, cuando fue consultado específicamente sobre la caída en las tasas de vacunación pediátricas.


Ante la pregunta de este diario, desde el Ministerio de Salud –que conduce Mario Russo– respondieron que esa cartera “se encuentra trabajando en conjunto con las jurisdicciones diferentes líneas estratégicas para la mejora de las coberturas (…). Por otro lado, desde el mes de julio el Ministerio viene publicando en sus redes sociales mensajes sobre la importancia de la vacunación. Además de una campaña por espacios cedidos en radio y tv por enfermedades respiratorias”. Aseguraron que Nación “ha distribuido a las 24 jurisdicciones el 100% de las vacunas correspondientes al Calendario Nacional de Vacunación”. El problema es que aún habiendo vacunas la población no se vacune.

“Estamos en la mayoría de las vacunas indicadas por calendario por debajo de la cobertura que teníamos en 2019. Hubo un atisbo de aumento, pero después se estancó. Estamos en niveles que son preocupantes porque las vacunas y la vacunación hacen un escudo protector contra las enfermedades infectocontagiosas: perdemos cobertura, entonces perdemos ese estado que permite el efecto indirecto de protección en la población”, lamenta Daniela Hozbor, bioquímica, investigadora del Conicet y miembro de la Comisión Nacional de Inmunización (CoNaIn).

“Si pensamos en los logros de las vacunas, esto de tener coberturas bajas de vacunación parece impensable. Basta con pensar que gracias a la vacunación masiva se logró erradicar –esto implica que desaparece de la faz de la Tierra un patógeno- un virus en particular que es el de la viruela, que provocaba una enfermedad muy devastadora. Tanto, que los papás de los recién nacidos no les ponían nombre porque tenían una alta probabilidad de que fallecieran. Todo eso cambió gracias a la vacunación masiva”, remarca.

La desconfianza y los riesgos

La “falta de promoción en salud” y los “movimientos anti-vacunas” están entre los motivos señalados por Atienza para explicar la caída en la vacunación. “Con un gobierno que incluso tiene entre sus filas a gente que pone en duda la eficacia de vacunas como el dengue o covid, y a partir de allí los ciudadanos desconfían de todas las vacunas”, plantea el especialista. «Hemos escuchado al presidente Javier Milei en varias oportunidades decir que la vacuna del dengue no fue aprobada en humanos, cuando lleva en el mercado seis años y más de 100 países la utilizan con grandes beneficios, o que se vacunó contra el Covid porque se lo exigían, lo que genera dudas entre sus seguidores”.

“Uno se pregunta por qué con tanto dato, con tanta evidencia, hay bajas coberturas. Las razones son varias. Para que la población se adhiera a veces tiene que ver el riesgo. Lo vimos hace poquito con el dengue. La gente se quería vacunar porque veía y palpaba el riesgo. Cuando pasa el riesgo, gracias a la vacunación, su mismo efecto va en contra de ellas”, analiza  Hozbor.

“Toda caída en las coberturas es preocupante, pero hay algunas enfermedades donde la tasa de transmisión es muy elevada, como el sarampión, que un descenso en las coberturas puede facilitar un brote muy importante”, indica Pablo Bonvehí, jefe de infectología de Cemic e integrante del Grupo Técnico Asesor en Inmunizaciones de la OPS. Hubo alarmas recientes en ese sentido. En 2019, al final del gobierno macrista, se registró el peor brote de sarampión de las últimas dos décadas.

“Otra enfermedad que puede tener graves consecuencias si se producen casos como consecuencia de las bajas coberturas es la poliomielitis y, en este caso en particular, nuestro país es considerado de muy alto riesgo en la región de las Américas. Las bajas coberturas en el primer año de vida, donde el sistema inmune está menos desarrollado puede traer mayores consecuencias, pero el riesgo persiste luego de esa edad”, remarca Bonvehí. Si bien caída se da en todo el país, el especialista apunta que “donde se detectan mayores problemas de cobertura son en los grandes conglomerados urbanos, sobretodo en áreas donde hay mayor impacto desde el punto de vista de inequidad en cuanto a falta de recursos y pobreza”.

Campañas escasas

En tema vacunas una clave es concientizar. “La comunicación es fundamental para revertir esta situación y poder mejorar las coberturas”, dice Bonvehí sobre las políticas necesarias para revertir la caída. Habla sobre la necesidad de difundir por distintos medios y redes, pero también “considerar la vacunación en las escuelas, que en muchos países como Chile se lleva a cabo y permite mantener buenas coberturas”. También apunta al rol de las y los profesionales de la salud en los consultorios.

“Hace poco se hizo un trabajo que difundió Fundación Bunge & Born y muestra que la confianza en las vacunas luego de la pandemia se redujo para todos los grupos etáreos. Esto sumado a que faltan campañas para decir cuál es la situación de las patologías, que hay vacunas, que están los vacunatorios. Sin dudas todo eso hace un efecto muy negativo en que las personas adhieran a la vacunación. Porque nos vacunamos cuando estamos sanos. Eso se logra con una campaña continua sobre el valor de las vacunas, con concientización. Las personas lo tienen que tomar como un derecho –resalta Hozbor-. Y como un deber: por el efecto indirecto para el resto de la población”.

FUENTE Y FOTOS: Tiempo Argentino

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